DÍA 3: 10 HORAS CAMINANDO PARA
LLEGAR A LOS PIES DE KUELAP
El tercer día era el más duro de
toda la caminata, con una subida de 7 horas desde los 1400 hasta los 3200
metros por caminos de herraduras embarrados, para cruzar al siguiente valle,
descender unas tres horas y llegar al pueblo de Choctamal, a los pies de la
fortaleza de Kuelap.
Como por las lluvias, los caminos
se han puesto un poco complicados y en algunos tramos con bastante barro, y
para estar seguros de encontrar “Lanche”, otro pueblo Chacha perdido en la
selva, decidimos contratar un arriero con su caballo para que nos llevara las
mochilas y nos hiciera de guía.
Subiendo a caballo |
Con mucha pena nos despedimos de Congón
y de Dora y comenzamos la caminata, contentos de no tener que cargar con las
mochilas. Tras 4 horas de subida interminable, llegamos a un alto donde está el
pueblo perdido de “Lanche”. Comido por la selva, únicamente quedan de Lanche
las terrazas y muros circulares destruidos, de lo que hace mucho tiempo fue un
terreno limpio de árboles donde los Chachas vivían. El sitio impresiona no por
su monumentalidad (apenas se ven unos pocos muros), sino por el hecho de que la
selva lo haya engullido completamente. Asusta pensar en la cantidad de sitios
como este que aún permanecen escondidos en el Perú esperando que alguien los
descubra.
Redescubriendo Lanche |
Después de la visita a Lanche y
almorzar un queso de vaca en la casita de la señora Olga, continuamos un par de
horas más de subida para coronar y llegar al alto de Yumal. El último tramo lo
tuvimos que hacer con las mochilas porque ni el caballo aguantaba del cansancio
y al final se enfadó y se negó a continuar.
Embarrados |
Tras llegar al alto de Yumal,
cruzamos al siguiente valle y nos recibió de nuevo un cielo azul precioso.
Durante la bajada pudimos observar a lo lejos, en lo alto de una montaña, la
imponente fortaleza de Kuelap, fin del viaje.
Por la noche, nos alojamos en una
habitación en casa de una mujer, que decidió acogernos en su casa en vista de
que nos vio con cara de no querer pagar una millonada por el único hotel que
hay en el pueblo. Otra bonita experiencia con charla incluida que nos permitió
acercarnos nuevamente a esta parte olvidada del Perú.
Nos contó que en el pueblo tenían
agua corriente en las casa gracias a un español que hace años había visitado
Kuelap y al morir, dejó al pueblo en herencia el dinero para poder acondicionar
el pueblo.
DÍA 4: EL ÚLTIMO ESFUERZO Y LA
VISITA A KUELAP
El cuarto día amaneció nublado y
con mala suerte. Madrugamos para tomar el único colectivo que pasa a las 5:30
de la mañana en dirección a Kuelap. Lo que pasa es que ese día no pasó. Así que
lo que pensábamos iba a ser un paseo de 1 hora en bus hasta la fortaleza, se
convirtió en una última etapa de peregrinación. Al final, tras un par de horas
de caminata, llegamos al pueblo de María, donde conseguimos que un lugareño nos
llevara en su motocarro hasta Kuelap y así ahorrarnos las últimas 2,5 horas de
subida final. Es curioso ver lo contentos que estábamos por poder llegar a la
fortaleza en un carrito tirado por una moto y sentados sobre un tablón de
madera! Eso sí, mientras le esperábamos aprovechamos para meternos un buen
desayuno!
Al llegar a Kuelap, nos recibió
una caseta de madera donde venden las entradas junto a un centro de visitantes
que están construyendo. Son cosas como esta las que te hacen darte cuenta de lo
olvidada que está la zona, que contando con maravillas arqueológicas como la
fortaleza, apenas reciben turistas. Nos contaron que para 2014 planean empezar
a construir un teleférico que lo cambiará todo.
Viviendas en Kuelap |
Lo cierto es que vimos la
fortaleza en completa soledad, con la única compañía de nuestro guía Rigoberto.
En un post separado os contaremos más cosas sobre Kuelap, que merece unas
cuantas palabras.
Tras más de 3 horas de visita,
realizamos el último esfuerzo y descendimos por la otra cara de la montaña al
pueblecito de Tingo para tomar un colectivo a Leymebamba, donde hay un
interesante museo con el material que se ha encontrado en un sitio funerario
similar al pueblo de los muertos.
DÍA 5: EL MUSEO DE LEYMEBAMBA Y
LA VUELTA A CHACHAPOYAS
Tras dormir más de 10 horas y
tomar una buena ducha de agua caliente, fuimos a visitar el museo de Leymebamba.
Leymebamba es un pequeño pueblo que puso en el mapa el descubrimiento de un
impresionante mausoleo chacha en una cercana laguna.
A finales de los 80 se descubrió
en la laguna de los Cóndores un grupo de mausoleos escondidos en la pared de la
montaña que contenían más de 200 momias de la civilización chacha.
Con ese material, más toda la
cerámica y otros objetos encontrados en las tumbas, se construyó el museo. La
visita al museo era parada obligatoria después de pasar varios días recorriendo
ruinas chacha y la verdad que nos aclaró bastantes cosas, especialmente en lo
referente a las costumbres, forma de vida y enterramientos chacha.
Nuevamente, como en días
anteriores, fuimos los únicos visitantes del museo, así que pudimos disfrutarlo
y hacer todas las preguntas que quisimos al cuidador.
Momias |
Tras el almuerzo pusimos rumbo a
Chachapoyas en colectivo. Lo más gracioso era que como era viernes, íbamos con
los profes, que se iban de Leymebamba a pasar el finde fuera. Me acordé mucho
de las historias de mi madre (Mila) y sus periplos por los pueblos de Ávila en
sus inicios como maestra.
Al caer la tarde llegamos a
Chachapoyas, cansados pero satisfechos, tras vivir una gran aventura:
arqueológica, paisajística pero por encima de todas las cosas, humana. Eso si,
el viaje de vuelta se alargó, ya que tuvimos que estar 1 hora esperando a que
arreglaran (“rellenaran de tierra”) la carretera para poder circular…
Esperamos que la hayáis
disfrutado tanto como nosotros de nuestra aventura!!
Os dejamos el link a las fotos:
Besos
Patri y Juan
Hola pareja.
ResponderEliminarTodo muy interesante y precioso.
Que curioso como son los enterramientos y los embalsamientos. Ya me puedo ir dormir, ya he aprendido algo nuevo hoy.
Nos alegramos de veros tan felices. Quien te iba ha decir a ti Patricia, de estas caminatas. Te acuerdas del Titise?
El contacto con la gente, es una maravilla para conocer un país y lo estáis disfrutando y aprovechando muchísimo, menudo recuerdo os va a quedar.
Pero yo me agoto sólo de pensarlo.
Disfrutar ahora de Cuzco y seguir escribiendo para que nosotros podamos viajar con la mente.
Besos y os queremos mucho.
Mama
Parece mentira el esfuerzo que hay que hacer para llegar a todas partes.Estais seguros que no os toman el pelo?
ResponderEliminarEs una preciosidad todo lo que estáis viendo y la gente que conocéis,muy enriquecedor.
Hasta la próxima
Sergio aita.
Cansais hasta al caballo! Jajajajaja Si es que habéis cogido un ritmo que no parais! Muy chulas las fotos como siempre y es una gozada leeros.
ResponderEliminar:)
Musus
Juan es la segunda vez que subes a la montaña subido en una mula,te acuerdas????'Ah y no me extraña que la mula se negara a continuar......menudas subidas....valientes.
ResponderEliminarSitios preciosos,una pena que no se conozcan,pero que no se conozcan en exceso y luego pase como con los picos de Europa.......que al final los lugares pierden su encanto.
Si que es verdad que es una pena que los pueblos estan un poco olvidados, construcciones pobres y condiciones de las casas .......los habitantes son dignos de elogio.Me encantan las fotos de las niñas.
Gracias por contarnos vuestra vivencias.
Un besazo grande.
Mama Mila
Impresionantes las fotos de los valles, al final la naturaleza es el paisaje más bonito. Las ruinas también seran interesantes pero como quedan solo piedras funciona la imaginación.....Habeís visto alguna Inka hermosa, sacarle fotos deben ser guapisimas. Cuidaros de semejantes caminatas, ya estaís preparados? Ahora toca relax. Un besazo la tiita.
ResponderEliminarVaís a volver agotados. Ya comeís bien, habeís agotado hasta el caballo y a nosotros de veros.Hacía donde vaís ahora? veo que la salud os responde para todo lo que estáis haciendo. Seguir disfrutando, la de cosas que tendreís que contarnos cuando vendraís. Un abraza muy fuerte La abueli
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