Aquí estamos
otra vez. Casi una semana después de abandonar Cartagena volvemos a la
civilización. El objetivo de esta semana era explorar la Guajira e intentar
llegar a Punta Gallinas, el punto más al norte de Sudamérica, previa escala en
el pueblecito de Palomino (y su “secreta” playa paradisíaca). Pero vayamos por
partes.
Playa de Palomino |
El domingo muy
temprano salimos de Cartagena rumbo a la parte superior de Colombia, para
disfrutar de nuestras últimas playas del Caribe en este viaje. El objetivo para
ese día era llegar a Palomino. Un pequeño pueblo de alrededor de 200 habitantes
que esconde una playa larguísima de arena blanca y palmeras. Allí nos quedamos
un día y medio recargando pilas, dando paseos e intentando averiguar como
llegar de forma económica a punta gallinas. Menudo hostel en que nos alojamos,
parecía el hotel Waikiki del juego de Hotel, con sus cabañitas y su piscina en
medio… somos unos vanidosos.
Pescadores de Langostas |
El tiempo no nos
acompañó demasiado y se tiró casi todo el día lloviendo (hacía más de 3 meses
que no llovía, manda huevos). Corría el desconcierto y el pánico entre los
turistas, especialmente dos parejas de alemanes que decían que habían visto en
Internet que llovía toda la semana en tooooooooda Colombia. Nosotros les
dijimos que eso era imposible, que la
alta guajira es un desierto y ahí no puede ser que llueva tantos días
seguidos … pero ni por esas les convencimos.
Total, que el
martes por la mañana dejamos a los alemanes aún dando vueltas desconcertados
mirando Internet y nos fuimos con Anna y “Martín” (que así es como le llaman
todos aquí) camino del desierto.
Caminando por el Cabo |
Para llegar a
Punta Gallinas hicimos una primera parada en el Cabo de la Vela, después de 7
horas de viaje, un autobús, un taxi y un 4x4. El Cabo de la Vela, es algo así
como un pueblo fantasma en el desierto, pero bañado por una playa larguísima de
arena blanca y mar. Al llegar allí nuestra primera impresión fue… dónde nos
hemos metido! No se veía un alma por la única calle de tierra que cruza el
pueblo. Tan solo había un par de perros famélicos caminando con aspecto cansino
y poco más… hay alguien ahí?
Pilón de azucar |
Finalmente
encontramos un hombre dormido en una hamaca gigante (“chinchorro”), que nos dio
alojo en su “hotel” durante las dos noches siguientes. Durante esa tarde y el
día siguiente nos dedicamos a conocer los alrededores del Cabo de la Vela, con
su faro, su montaña junto al mar (el pilón de azúcar), su desierto lleno de
cactus, su salina y alguna que otra playa paradisíaca. Lo bonito de llegar a
sitios así, tan inaccesibles y alejados de los circuitos turísticos, es poder
disfrutar de paisajes increíbles casi en exclusividad. Visitando Cabo de la
Vela no teníamos muy claro donde estábamos, ¿el lejano oeste?, ¿Tarifa con sus
fuertes vientos (aquí también se practica el kitesurf)?, ¿o irlanda (por los
escarpados acantilados y playas que nos encontramos)? Es una mezcla de paisajes
muy curiosa…
Punta Gallinas |
La parte final
del viaje, hasta Punta Gallinas, la hicimos gracias a Maikel, un conductor
local, con el que cruzamos durante 5 horas el desierto para llegar a ese lugar
perdido de la mano de Dios, que es el punto más al norte de Sudamérica. Lo más
curioso fue que tuvimos que pagar un montón de peajes a pesar de que no hay
carretera. Los niños se dedican a cortar el camino con una cuerda y la única
manera de pasar es entregarles un trozo de panela (como un terrón enorme de azúcar),
para que bajen la barrera y te dejen continuar. En realidad lo que hacen es
imitar a sus papás, que hacen lo propio, pero en lugar de con los turistas, con
los múltiples camiones de contrabando que traen todo tipo de mercancías de
Venezuela (los papás no piden panela… piden dineritos, claro!).
Pagando peaje |
Punta Gallinas
puede presumir de un paisaje espectacular, mezcla de desierto, manglares,
playas de aguas cristalinas y cementerios de caracolas fosilizadas, que un día
estaban bajo el mar y al siguiente quedaron en la sima de un cañón, debido a un
movimiento de placas tectónicas. Además está la duna de Taroa, una duna de 30 m
de alto y 7km de largo que termina abruptamente en el mar.
La Duna de Taroa |
En punta
gallinas nos alojamos en una bonita ranchería en el borde de un cañón, desde el
que teníamos unas preciosas vistas del mar, los manglares y unas playas de
postal. Además, no se porqué, pero no sale la luna en casi toda la noche, así
que además, por la noche pudimos disfrutar de unos cielos claros y estrellados.
Estos dos días
en Punta Gallinas probamos a dormir en Chinchorro (hamaca gigante) al aire
libre, y la verdad que genial! Una vez nos explicaron la postura correcta
dormimos a pierna suelta con una brisita super agradable.
Mochileros en el desierto |
Gracias a Maikel
aprendimos también un montón de cosas sobre los Wayúu, sus costumbres, su forma
de vida, sus ritos y sus leyendas. Los Wayúuu son la minoría indígena más
grande de Colombia y la más guerrera también. Mantienen aun la mayoría de sus
costumbres ancestrales como la poligamia, el matriarcado (solo eres Wayúu si tu
madre lo es), el intercambio de chivos (cabras), los chamanes, etc…
Esta última
parte del viaje a Punta Gallinas, la compartimos también con Miguel, Violeta, una
pareja de argentinos, y con Sascha y Ramona, unos chicos suizos, que se unieron
a nuestro 4x4, lo cual hizo aún más ameno el camino.
Durmiendo en chinchorro |
Hoy, después de
dos noches en Punta Gallinas, después de mil paseos por el desierto, después de
haber visto flamencos y de habernos bañado en calas recónditas custodiadas por cactus
gigantes nos hemos pegado un viaje de 13 horas para volver a la civilización.
Esta noche dormimos en Santa Marta y mañana salimos para Tayrona, un parque
nacional aquí cerca donde disfrutaremos por última vez en este viaje de las
playas del caribe.
Os dejo los enlaces a las fotos:
Besos
Patri y Juan
Animo no sufráis mucho.!!! Ya os queda un mes menos.
ResponderEliminarJEJEJE
Ya teníamos ganas de seguir leyendo vuestras aventuras :)
ResponderEliminarY parece que os lo seguís pasando genial!
Las fotos muy chulas, como siempre!
Musus
Holaaaa!
ResponderEliminarsi, cuantos días sin leeros, que golfillos... :)
os veo muy guapos, sonrientes y felices!!
A seguir disfrutando!!
un besito,
Itxas.
Aqui la abuela y yo empapandonos de todo lo que escribis,y estamos alucinadas,todo muy bonito y natural,pero..... como dice abuela.. cuanta pobreza!!!.Seguir aprendiendo,valorando y disfrutando de la vida.
ResponderEliminarUn beso
Dioni y Mila
Pena, pena, no dais. Mucho cansancio lo imaginamos, pero como se dice, sarna con gusto no pica. Nos alegramos mucho de la experiencia y de que todo os vaya tan bien. Que envidia, aquí nevando.
ResponderEliminarSeguid escribiendo. Es muy bonito leeros.
Besos,
Mama
Vaya!!!, parece que no teneis cara de estresados...igual que el pequeño Dartañan que mientras os escribo se echa la siesta a la tetita de la mamá.
ResponderEliminarMe alegro que hayais encontrado buena compañía, así los viajes en 4x4 son más divertidos eh?
Seguid pasandolo bien,desde aquí pensamos en vos.
We love you.
Los 3 Mosqueteros.
Que maravilla de sitio. No se cual es más bonito, cada uno parece muy especial.
ResponderEliminarY nos alegramos de que tuvierais compañia. Pero que si os perdeis no os vamos a encontrar nadie Menudos sitios más lejanos.
Muchos besos,
Mama
La verdad es que después de la paliza que os habéis llevado para llegar, parece un sitio extraordinario. Muy inhóspito y solitario. Pero por eso mismo muy atractivo. Pasarlo bien.
ResponderEliminarBesos, papa
Hola chicos, Adri y yo hoy estamos en casita después de haber llegado hace un ratito del Hospital. Ya tenemos drenajes en la membraba timpánica y esperemos que esto nos ayude a no tener tantas otitis, a no tener tantas molestias, a oir mejor y a dormir también mejor!!!
ResponderEliminarSeguro que los niños de por allí no padecen de estas cosas!!!! Somos niños de urbe, con problemas sobre-estimados!!!
Illness, sickness and desease... ahora que habláis de lo cultural, de los chamanes... cómo me gustaría poderestar allí para ejercer de antropóloga inocente... jejejej!!!!
Bueno de todos modos quien no se conforma es porque no quiere y hoy en el hospi he estado haciendo observación participante... observando al personal sanitario y reflexionando... dónde habrá quedado esto de la "relación terapeutica" que se inventaron unas viejas sabias...
En fin, my productivo.
Bueno cuidaros mucho, que ya vemos que lo hacéis a las mil maravillas!!!
Un besete,
Teresa y Adriana.