Con la visita a la isla de Hvar cerramos el tour por las islas y nos pusimos rumbo a nuestro próximo destino … los lagos de Plitvice. Según abandonamos la costa y nos fuimos metiendo hacia el interior, fuimos pasando de un paisaje playero mediterráneo a uno agreste mucho más pirenaico. Y a la vez que cambiaba el paisaje, también lo hizo el tiempo.
Soledad bajo la lluvia |
… Y a la mañana siguiente sonó el despertador a las 7 de la mañana. Como nos había contado el casero que el día anterior habían visto los lagos unas 10.000 personas, y después del mal recuerdo que teníamos de Krka y sus hordas de turistas decidimos jugárnosla a madrugar.
Qué monoossss !!! |
La verdad es que el paisaje es una pasada: una sucesión de lagos, superpuestos unos encima de otros, que se unen como una gran pirámide, unos desaguando en los otros en forma de cascada. Si además lo mezclas todo con unos colores azules turquesa del agua y una vegetación exuberante, pues una pasada, vamos.
Hormiguitas sobre el agua |
Tras la matada a andar, en el barquito de vuelta al parking pudimos ver como iban llegando las riadas de japoneses de los que gracias a la lluvia nos habíamos librado. Los muy frikis bajaban del barco y se ponían a correr por las pasarelas de madera, haciendo fotos sobre la marcha (no es una exageración) … debe ser que les daban 15 minutos (hasta que saliera el próximo barco) para verlo todo….
Como se nos había dado guay, nos la jugamos a pillar el coche y pirarnos a dormir en Zagreb.
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