domingo, 24 de marzo de 2013

SALENTO: LA ESMERALDA DEL EJE CAFETERO

Tras unos días de descanso en Villa de Leyva, nos metimos otro viaje de 15 horas de autobús (eso sí, pedazo autobús con butacones, tele individual y wifi), para llegar al pueblecito de Salento, en el eje cafetero.
Salento

Salento es un coqueto pueblo en lo alto de un valle sembrado de pastos y cafetales, con su plaza, su iglesia y unas bonitas calles con casas de colores. Otro de esos sitios donde el tiempo se ralentiza y a uno le bajan las pulsaciones.

El palizón de autobús mereció la pena, aunque solo fuera por ver el amanecer llegando a Salento, cruzando preciosos valles de praderas verdes cubiertas de bruma, cafetales, palmeras, plataneros y vacas pastando a la orilla del río. Las legañas se nos saltaron de los ojos, al realizar esa entrada triunfal al pueblecito, a pesar de haber dormido apenas 5 horas. Tan motivados estábamos que nos metimos 2 desayunos (uno de café, tortilla y arepas esperando a que abrieran el hostel y el segundo ya con tostadas, nutella y café en la cocina del hostel) y nos fuimos a recorrer la zona del tirón. Estábamos contentos de estar allí y nos sentíamos con fuerzas para empezar a conocer la zona!

Cafetales
 Al poco rato ya estábamos de camino a la finca del entrañable abuelete Don Elias, a conocer una pequeña finca cafetera por dentro y realizar un tour del café. Qué gusto de paseo! Descendiendo todo el valle, pasando por otras fincas cafeteras y por los prados verdisisísimos que antes habíamos visto desde el autobús

Al llegar a la finca, nos atendió el nieto de Don Elias, que se lo curró un montón. Se supone que era un tour de 45 minutos que a nosotros nos duró dos horas, pues estuvimos cosiéndole a preguntas todo el rato. Nos enseño las variedades que se cultivan, cómo se cultiva, la recolección y el proceso de secado, selección y tueste. La visita terminó con una degustación de café solo (que más parecía una infusión). Como no estamos acostumbrados a semejante chute de cafeína, yo salí de la finca como si me hubiera tomado la poción mágica de los galos (a poco me subo a un árbol de un salto).

En la finca de Don Elias
El camino de vuelta al pueblo lo hicimos por la vereda del río que divide el valle en dos, sin parar de hacer fotos y super relajados disfrutando de la naturaleza. Suerte tuvimos que no llovió hasta que llegamos al pueblo como a las 3 de la tarde (tras otro paseíto de 6 horas). Por poco nos libramos pues cayó, como al día siguiente descubriríamos, “el gran chaparrón de las 3 de la tarde”.

La tarde la dedicamos a pasear por el pueblo y descansar, que después del madrugón, una vez se pasó el efecto de la cafeína, empezamos a notar el cansancio.

A la mañana siguiente madrugamos para ir al valle del Cocora, en las estribaciones del parque nacional natural de los Nevados. A las 7:30 ya estábamos montados en un jeep de los del estilo de la serie del Equipo A, para aprovechar que esa mañana había salido el sol.

Con botas y a lo loco
 Hicimos un precioso recorrido circular enfundados en unas botas de goma tipo pescador, pues como había llovido tanto en los últimos días, el camino estaba lleno de lodo y riachuelos que cruzar. Lo de las botas no nos terminaba de convencer, pero como los lugareños las llevaban también, y allá donde fueres haz lo que vieres, pues cambiamos nuestras botas por ellas (que buena falta nos hicieron, por cierto!)

La primera parte la hicimos con sol, al principio por un valle de praderas verdes salpicadas de vacas y palmeras y luego abriéndonos camino entre el típico bosque húmedo que ya se ha convertido en nuestro compañero de viaje más habitual. Esta primera parte del camino tuvimos que cruzar un montón de puentes tibetanos para sortear el río hasta llegar a una finca llamada Acaima.

Colibrí
Lo más curioso de la finca es que tiene unos bebederos para colibríes y pudimos ver hasta cinco tipos distintos de esos pajarillos tan especiales. Estuvimos casi una hora con la boca abierta mirando como tontos a los colibríes moviéndose a toda velocidad, escuchando el zumbido de las alas, mientras nos tomábamos un agua panela calentito (hecho con panela, que es un derivado de la caña de azúcar) con queso … ummmm qué rico.

Como el guarda nos había avisado que a las 2 se pondría a llover, pronto empezamos el camino de vuelta y tras subir a una finca llamada la montaña, cruzamos al valle al otro lado: el valle de las palmeras.

El valle de las palmeras es sin duda, uno de los valles más bonitos que he visto en mi vida. Imaginaros praderas de verdes intensos, cubiertas por un tapete de césped como recién cortado y sembradas de espigadas palmeras de tronco muy fino y altísimas, casi tocando las nubes. En teoría, la bajada por el valle duraba apenas una hora y nosotros estuvimos más de dos, sin poder parar de hacer miles de fotos: de las vistas, de las palmeras, de las vacas, de las vacas con las palmeras, de nosotros juntos, de nosotros separados, saltando, haciendo el tonto, posando, robados … tan sólo salimos del trance cuando a las 2 menos 5 comenzaron a caer las primeras gotas que nos obligaron a guardar las cámaras y enfundarnos los chubasqueros (ya nos habían avisado oyes, pero somos así de lentos!).

El valle de las Palmeras

A pesar de la lluvia, no podíamos dejar de mirar atrás, hacia el valle. Hipnotizados, boquiabiertos, asombrados de cómo las nubes empezaban a cubrir las palmeras y creaban una atmósfera de cuento, escondiendo el edén de la vista de los curiosos.

Al llegar al pueblo a las 3, empezó a diluviar y ya no paró en toda la tarde y en toda la noche.

Luciendo palmito
La última mañana en Salento y puesto que seguía lloviendo, decidimos hacer nuestro primer “domingo” en todo el viaje y no salimos de la cama hasta las 12 de la mañana. Aprovechamos para ir adelantando cosas del viaje, próximos destinos, cerrando alojamiento y esas cosas, además de dormir y descansar. Además nos metimos un super desayuno y estrenamos una nueva mermelada de café y mora que hemos comprado (por dar un poco de envidia).

Por la tarde fuimos a hacer un taller de café con Jesús, un español adicto al café que después de hacer dinero durante muchos años en Londres, ha decidido retirarse en Salento, montar un pequeño restaurante y disfrutar de la vida. A pesar de que a veces se le piraba un poco y se iba por los cerros de Úbeda, nos contó bastantes cosas interesantes de la historia del café, las formas de prepararlo, los tipos, las mejores condiciones para cultivarlo, etc.

La mañana del cuarto día, nos despidió un tímido sol, camino de nuestro siguiente destino, Cali, donde visitaremos a Marleny y su familia.

PD: Ahora que ya somos expertos en café (aunque siga sin gustarnos demasiado), os aburriremos con un post especial con todas las cosas interesantes que hemos aprendido estos días.

Aquí tenéis en enlace a las fotos de Salento, los cafetales y el Valle de Cocora


Disfrutad de la semana Santa!

Besos
Patri y Juan

11 comentarios:

  1. Con lo que nos gusta el café en casa y además el de Colombia. Que maravilla y es verdad que ellos lo toman voló infusión. Se aprecia más el sabor.
    Aquí ha comenzado la primavera con unos días preciosos, y los estamos disfrutando, eso si, con 15 grados, pero preciosos.
    Luego miramos las fotos y os volvemos a escribir.
    Pero hacernos caso y descansar.
    Que tal con Marleni?
    Besazosssss

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  2. He cambiado el ver la peli por leer lo que nos contáis y ver unas cuantas veces las fotos y MERECIÓ LA PENA y que conste que no es pasión de madre.
    Las fotos del valle de Cocora,preciosas,Juan parecías un duende al lado de las palmeras.
    Estáis guapísimos en las fotos y ágiles..... vaya saltos.
    Las fotos del colibrí muy bonitas,ah!! y gracias por el primer plano de la bugambilla.
    Por aqui todo bien,tiempo muy agradable,pero una cantidad de gente impresionante,me imagino que en verano tiene que ser agobiante.
    Un beso muy fuerte
    Mama Mila


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  3. Me he imaginado a Patri como loca por la selva pidiendo cafe! más cafe!! ;P

    Ya no se que más deciros, se me acaban las ideas para los comentarios, pos eso seguir pasandolo también q da gusto leeros, y las fotos, como no, chulisimas otra vez.

    Y estaw bien para de vez en cuando y descansar, que teneis un monton de días todavia por delante!

    Musus

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  4. Pareja descansar un poco. Patricia tienes muchas ojeras. Tomaroslo con más calma.
    Las fotografías preciosas y los paisajes también.
    Hoy ha comenzado a llover.
    Besitos y cuidaros
    Mama

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  5. Mmmmm, que rico café. Podía hacerme amigo de Jesús y vivir colgado del café.
    Os pegáis unas palizas andando que nos agotáis a nosotros, así que cuidaros mucho y no os paséis. Vale?
    Muxus
    Aita

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  6. Que lugar mas bonito, que bien poder disfrutar de un buen cafe, abuela le esta gustando vuestros relatos, todos los días me hace mirar por si habéis escrito algo nuevo, se lo explicamos minuciosamente y luego volvemos a explicarle cuando vemos las fotos, eso sí luego te come a preguntas cuando se acuerda de algo que le hemos contado. Os deseamos que lo sigáis disfrutando de vuestro viaje, esperando de nuevo vuestro comentario. Un beso muy fuerte Tia Rosi y Abuela

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  7. Me encanta veros tan felices y alegres,seguir disfrutando de vuestro viaje.
    Muchos besos.
    Tia Feli

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  8. Hoy he tenido una clienta de la zona cafetera de Colombia. Y le ha hecho mucha ilusión hablar conmigo, resulta que sus abuelos tienen un pequeño cafetal allí.
    Como seguís? Besos y aquí también llueve

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  9. Para no sembrar dudas sobre mi estado vacacional;), hasta esta tarde a las 6:20h no entro en él, ommmmm, os dejo unas breves líneas para seguir deseandoos buen viaje!! :)
    me encantan las fotoss!!

    besos lluviosos

    Itxas

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  10. Me han encantado estos dos últimos posts!! Ay,... aqui nos tienes soñando cada vez que publicáis... ains! Un besote y a seguir así!! Muaks!

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  11. Me han encantado sus fotos, me dan aun mas ganas de ir a conocer este lindo sitio que tengo planeado para mi proximo viaje a colombia

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