Torre y cementerio |
Nada más llegar al aeropuerto de Dublín recogimos nuestro coche y emprendimos camino a este recóndito valle, para disfrutar de nuestra primera experiencia por los carretines irlandeses. Esa primera noche la pasamos en el albergue de Glendalough. Un sencillo hostel, que como descubriríamos a la mañana siguiente, se encuentra en un lugar estratégico para visitar los lagos.
El objetivo de esta primera mañana era el patearse el valle y disfrutar de la naturaleza que rodea los lagos de Glendalough. La mañana amaneció nublada, lo cual nos permitió disfrutar de los lagos en un ambiente super especial, casi mágico.
A pesar de las recomendaciones de la mujer del albergue, optamos por hacer la ruta más larga y bordear los lagos subiendo por la montaña y ver las vistas (si era posible) desde los numerosos miradores que jalonan las inmediaciones.
lago pequeño |
Después de un super paseo de casi cuatro horas, nos encaminamos a los restos monásticos. La historia de este enclave como lugar de culto religioso el bastante curiosa. Resulta que un hermitaño decidió irse a vivir allí a comer raíces y hablar con los animalitos .... y después de siete año solo, la idea de ser hermitaño en Glendalough le moló a un grupo de pirados que decidieron ser sus discípulos (digo yo... que igual un hermitaño lo que busca es estar solo,no? ... no tener discípulos). Total que poco a poco hubo más hermitaños que ser fueron uniendo al grupo de pirados hasta que se formó un asentamiento permanente, con su monasterio, cementerio y demás edificios para vivir como hermitaños (o no).
Lo que hoy llamamos el conjunto monástico de Glendalough es lo que queda en pie de todo aquello. Bonito si, pero nuevamente, y como es la tónica general en esta isla, la belleza de sus ruinas está en el valor de la naturaleza que las rodea.
vista de bajada al lago grande |
De camino a Killarney hicimos parada en la ciudad de Castle, para ver la famosa fortificación de "Rock of Castle". A pesar de que cuando llegamos ya estaba cerrada y únicamente pudimos dar una vuelta por los alrededores, la paradita mereció la pena. Si bien no es tan espectacular como se ve en las fotos (ahora está llena de andamios), sin duda en un buen ejemplo de fortificación (quizás la más expectacular de toda Irlanda).
naturaleza salvaje |
Un té calentito y pronto a dormir ... que al día siguiente había que madrugar para aprovechar las pocas horas de luz que tiene la isla en estas fechas.
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