martes, 8 de octubre de 2013

WUYUAN: Donde la China rural aún habita (Parte 1)

Esta vez hemos aprovechado la semana de vacaciones China para juntar unos días y hacer una escapadita por el país. Aunque eran varios los proyectos en mente, finalmente optamos por ir a la provincia de Jiangxi, al sur de Shanghai y visitar la campiña de Wuyuan. Lejos del glamour de los típicos destinos chinos, nos apetecía visitar la zona para respirar un poco de aire puro, ver pueblos anclados en el pasado y de paso intentar encontrar algo de paz en esta semana de locura viajera china.

Xiao Liqueng
El plan era que no había plan alguno, no habíamos reservado alojamiento ni definido un itinerario. La idea era ir buscando lugares interesantes dejándonos llevar por los consejos de los lugareños. No sabíamos si estaríamos un día, dos o seis.

Vista aérea de Xiao Liqueng
Tras siete horas de bus, llegamos a Wuyuan, la ciudad que da nombre a la zona, y de la que has de salir corriendo a la menor oportunidad. Así nada más bajar del autobús empezamos a practicar nuestro chino básico y arreglamos con un taxista que nos llevara al pueblo de Xiao Likeng. De camino al pueblo nos encontramos con un tráfico horrible de coches por una carretera comarcal, es lo que tiene millones de chinos viajando juntos, alguno te tiene que tocar a ti.

Puesto que habíamos llegado ya de noche, tampoco nos matamos a buscar alojamiento y terminamos en un hostal de carretera junto al pueblo en cuestión. Después de llenar el estómago en una barbacoa callejera por dos duros nos fuimos a dar una vuelta nocturna por Xiao Likeng.

Canales de Xiao Liqueng
A pesar de que íbamos asustados después de ver tanto coche, nos encontramos un silencioso y tranquilo pueblecito organizado a ambos lados de un canal de agua. Libre de las hordas de turistas que lo llenarían la mañana siguiente, Xiao Likeng latía lentamente. Puentes de madera y piedra se intercalaban entre tiendas de té y suvenires a punto de cerrar. Una mujer fregaba los platos en el río, un abuelito salía de un callejón con su linterna (solo la calle principal tiene luz) y algún que otro turista despistado aún vagabundeaba por la zona haciendo fotos a los farolillos rojos. Después de varios meses en la mega urbe, era un gusto ver las estrellas reflejadas en el agua y escuchar el sonido de la nada paseando por Xiao Likeng.

Callejón de Xiao Qi
A la mañana siguiente, y después de dormir en una cama que era más dura que una roca (literalmente con una tabla encima del colchón), nos acercamos otra vez a Xiao Likeng para dar otro paseo esta vez sí rodeados de multitud de chinos gritones. Como ya íbamos mentalizados, conseguimos abstraernos del ruido y disfrutar de los pequeños detalles del pueblecito. La vida ajena al turismo en los patios interiores de las casas, los agricultores secando el arroz a las afueras del pueblo o los cocineros de los restaurantes destripando las gallinas y lavándolas en el canal (rico, rico).

Por la tarde nos acercamos a otro pueblito llamado Xiao Qi, para seguir descubriendo la zona. Si bien a priori este pueblo no tenía nada de especial, su secreto estaba escondido a 5 minutos andando campo a través por un camino de piedra rodeado de arrozales y huertas. Como surgido de la nada, encontramos un reducto de casas bordeando nuevamente un río. Nada de turistas, nada de puestos de suvenires, solo un pequeño pueblo ajeno a la ajetreada vida de su vecino. Aquí estaba la tan ansiada paz  que habíamos venido a buscar a la campiña de Wuyuan. Agricultores dedicados a sus huertas, parroquianos sentados a la vereda de las casas fumando, charlando y viendo la vida pasar, más vida alrededor del río, arteria y corazón de los pueblos de la zona.
La relajada vida en Xiao Qi

Esa misma tarde, mientras íbamos de vuelta a Xiao Likeng sentados en la parte de atrás de un camión lleno de mandarinas (ya podemos decir que hemos conocido al auténtico chino mandarino!!!!), decidimos que nos quedaríamos seis días por la zona. Sin presión de tiempo, sin grandes objetivos, solo disfrutando de los pueblecitos.


Mientras veíamos la vida pasar y admirábamos el paisaje rodeados de mandarinas recuperábamos viejas sensaciones, las de aquel maravilloso viaje que meses atrás cambió radicalmente nuestra manera de entender la forma de descubrir el mundo y disfrutar de él.

Os dejamos el link a las fotos de Xiao Likeng y Xiao Qi: Link a las fotos de Xiao Liqueng & Xiao Qi

3 comentarios:

  1. Se que aun os estais riendo del chino mandarino... XD

    No se si todo es una pasada o es que lo contais muy bien como siempre... va ser que son las dos cosas!

    Cuidadme las visitas y seguid disfrutando. Muuuuuuuuuaks!

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  2. hola guapo, me alegro que de vez en cuando podáis disfrutar de la tranquilidad que hay en esospequeños rincones.
    Un beso muy fuerte de Abuela y mio por supuesto

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  3. Me alegra que volvais a contarnos cosas de los lugares que visitais,os alabo que os guste ir a los lugares,que son bonitos,pero que lo que brilla es el elemento humano,su vida y sus constumbres.
    !! Conque "rico,rico" como para comer gallina!!!!!
    Patri te veo guapa y me alegra.
    Un beso
    Mama Mila

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