VIVIENDO EN CUSCO - PARTE 1: EL VALLE SAGRADO

El jueves llegamos a Cusco. La ciudad de Cusco o Cuzco es preciosa. Se trata de una ciudad colonial con unos edificios y una vida impresionante. Es una mezcla de pueblo local con un toque moderno y una gran cantidad de inversión y negocios extranjeros. A pesar de que hay mucha gente, se disfruta mucho de pasear por esta ciudad.

Plaza de armas de Cusco

Lo único malo es que al llegar a Cusco (y al sur del Perú) entramos en el llamado “gringo trail”, es decir el circuito turístico del Perú; consecuencia directa, los precios de todo se incrementan más de un 30% y el número de turistas se multiplica por 1000. Acostumbrados como estábamos a un Perú mucho más tranquilo, nos choco un poco.

La triste realidad es que se ha montado un circo enorme alrededor de la cultura inca, el valle Sagrado y Machu Picchu. Aquí todos van a la caza del turista y hay cientos si no miles de agencias que te asaltan a cada paso en los alrededores de la plaza de armas para venderte todo tipo de tours organizados.

Además se aprovechan muchísimo de los turistas, poniendo los precios de las entradas por las nubes… ya que estás aquí, como vas a dejar de ver las cosas! Vamos, un auténtico robo.

 

Desfile en Cusco

Para colmo, las calles centrales están llenas de niñas vestidas con los trajes típicos, cargando ovejitas, y los turistas no paran de hacerse fotos con ellas. También hay niños vendiendo en la calle, solos y con sus madres, tanto de día como de noche. Esos niños no deberían estar en la escuela en vez de posando para los turistas? Señores, hagamos un poco de turismo responsable.

Después de visitar nuestro querido norte, tuvimos que respirar unas cuantas veces profundamente y aceptar que este es otro mundo….así que a disfrutar de él.

El jueves por la tarde y el viernes, los dedicamos a pasear por Cusco, organizar el tema del voluntariado de la próxima semana y el trekking a Machu Picchu de la siguiente. 

El pueblo

Nuestro primer fin de semana en Cusco y alrededores nos animamos a visitar algunos sitios del Valle Sagrado y así hacer alguna caminata para continuar con la aclimatación (Cusco está a unos 3.300 metros).

El sábado, visitamos el pueblo de Ollantaytambo y sus ruinas incas. Ollantaytambo es una preciosidad. Callejuelas empedradas te acompañan mientras paseas por el pueblecito. Es pequeño, pero monísimo! Además, tiene de peculiar el hecho de que se conservan muchas estructuras de casas incas, sobre las cuales se han edificado las casas actuales. Además, tiene unas interesantes ruinas incas situadas en la falda de una montaña.

Atardecer en las ruinas

El resto arqueológico de Ollantaytambo se compone sobre todo de un conjunto de terrazas de uso ceremonial y de cultivo, entre las que encontramos un templo dedicado al sol y otro a la luna. Lo más curioso de Ollantaytambo, es que se puede ver claramente las diferentes técnicas constructivas de los incas, como la técnica del espejo (unir dos piedras simétricas), y la manera en que subían las piedras a lo más alto (dejando una especie de apéndices a los lados en los que enroscaban las cuerdas).

Muy interesante es también el sistema de abastecimiento de agua, con canales que tapaban para que los enemigos no pudieran saber dónde estaban y les envenenaran el agua o piedras con agujeros cónicos que hacían las veces de bombas, impulsando el agua hacia partes superiores.

Terrazas de Ollantaytambo

No obstante, quizás lo más bonito de Ollantaytambo es subir a la montaña que está frente a las ruinas, al otro lado del pueblo. Desde allí se tiene una vista espectacular del complejo arqueológico, mucho más impresionante desde fuera que de lejos. También es curioso que en esa montaña hay esculpida la cara de un inca en la roca, no se sabe si es natural o hecho por el hombre, pero custodia las ruinas cual guardián.

Zona ceremonial

El domingo, fuimos a ver otro resto arqueológico incaico al pueblo de Pisac. La verdad es que este si que nos impresionó bastante. El complejo de Pisac está formado por dos áreas residenciales, unos baños ceremoniales, el cementerio inca más grande del mundo (con más de mil tumbas, todas saqueadas, claro), un área militar, varios torreones de vigilancia, almacenes y un centro ceremonial con sus correspondientes templos del sol y de la luna.

Vista del valle y las terrazas

Hasta aquí nada raro, lo que realmente hace especial a Pisac es que todos estos lugares están desperdigados a lo largo y ancho de la montaña, de tal forma que para poder visitar todas las ruinas tienes que dar un bonito paseo de unas dos horas desde lo alto de la montaña hasta llegar al pueblo de Pisac en el fondo del valle Sagrado.

Además de las ruinas, es también bastante impresionante, la vista de los interminables bancales de cultivo que se superponen desde la parte más baja del valle hasta la parte superior de la montaña.

Bastión militar

Por la tarde, y después de visitar las ruinas, nos dimos un paseo por el mercado de Pisac, donde los lugareños van a vender sus verduras, frutas y quesos y los turistas van a comprar todo tipo de souvenirs… así es la “ruta del gringo”.

Mercado de Pisac

Así, tranquilos, sin estresarnos, pasamos el fin de semana, para llegar con muchas energías al lunes de voluntariado: mañana y tarde ayudando como profes en la escuela Yanapay. Una preciosa experiencia que os contaremos otro día...

Muchos besitos y ánimos al aitá para que se recupere pronto !!!!!

Y deciros que ya empieza la cuenta atrás...solo nos queda un mes!!

Os dejamos el link a las fotos:

Fotos de Ollantaytambo

Fotos de Pisac

Besos

Patri y Juan