Machu Picchu, significa “Montaña
Vieja” en Quechua. El nombre viene dado por la montaña que se encuentra justo
al lado de las ruinas, siendo estas denominadas: las ruinas de Machu Picchu.
Machu Picchu fue la residencia de descanso del gobernante inca Pachacutec. Si
bien hay teorías que sugieren que en Machu Picchu llegaron a vivir hasta casi
2.000 personas, los más cautelosos cifran el número de habitantes en unos 500,
en base al número de viviendas de la ciudadela. La palabra ciudadela o
fortaleza está mal atribuida a Machu Picchu, pues su fin no fue militar.
Tras la muerte de Pachacutec,
Machu Picchu perdió importancia dentro del imperio incaico, pues sus sucesores
se establecieron en otros lugares, hasta ser abandonada y engullida por el
bosque nuboso.
Al contrario de lo que se piensa,
la existencia de la ciudadela nunca llegó a quedar en el olvido, y a lo largo
de los siglos se hace referencia a ella. Varios fueron los que llegaron a Machu
Picchu durante este periodo oscuro, sobre todo saqueadores y busca tesoros. No
obstante, se considera que el descubridor científico de la ciudad es el
estadounidense Hiran Bingham, quien en 1912 guiado por unos cusqueños llegó a
Machu Picchu, y le otorgó el valor que en el pasado tuvo, iniciando los
trabajos de recuperación y limpieza.
Lo curioso es que cuando este
americano llegó a la ciudad, ya había dos familias viviendo allí, cultivando
los antiguos andenes incas y bebiendo agua de los canales antiguos.
Desde su “redescubrimiento” Machu
Picchu se ha convertido en la principal atracción turística del Perú y en 2007
fue denominada como una de las nuevas maravillas del mundo. Lo cierto es que
cada vez está más controlado el turismo en la ciudadela, debido al deterioro
sufrido (tomad como ejemplo una grúa que calló sobre el reloj solar mientras se
grababa un anuncio de cerveza, partiendo un trozo).
El futuro de la ciudadela es
incierto y hay rumores de que en el futuro el acceso será cada vez más restringido,
llegando incluso a no poder visitarse.
Uffff, y después de esta chapa ya
puedo contaros como nos fue por Machu Picchu!! El día comenzó muy temprano y es
que a las 4:20 de la mañana ya estábamos caminando en dirección a la entrada.
Después de más de una hora interminable de subir y subir escalones llegamos
hasta la entrada para hacer cola y entrar de los primeros (un horror de subida después de el cansancio de los últimos días). Qué emoción, ahí
estábamos sudados como pollos esperando que abrieran los tornos, como si de un
concierto se tratara…
Al cruzar la puerta, andamoa por un
camino aún sin ver nada, y lo primero que vimos fue un pequeño grupo de almacenes
de alimentos, algo simple, poco impresionante, hasta que nos acercamos a uno de
ellos y de repente desde la balconada… ahí está, la ciudadela de Machu Picchu,
en todo su esplendor, con los primeros rayos de sol bañando los restos de
viviendas, zonas de cultivo, templos, residencias reales, patios, etc. Al fondo
la montaña Huayna Picchu (montaña joven), que da sombra a las ruinas.
La primera impresión fue de un
tremendo vértigo. Andenes de cultivo en todas direcciones, empinados se pierden
en la ladera de la montaña. ¿Cómo harían los incas para domesticar de esa
manera a la montaña?
Las dos primeras horas las
pasamos paseando por las ruinas, concentrados en la explicación del guía. Que
si el templo del sol, el templo de las tres ventanas, que si el reloj solar.
Demasiada información, demasiada gente, demasiadas piedras, pero hay tanto que
ver y disfrutar!
El reloj apenas marcaba las
8:20 de la mañana cuando nos despedimos rápidamente de nuestro guía Joel (tenía que irse corriendo o perdía el tren de vuelta) y llegaba el momento de sacar la cámara y
empezar a explorar y redescubrir las ruinas por nuestra cuenta. Las horas iban pasando, cada rincón era especial, cada ángulo de luz merecía una fotografía, y
cada vista nueva de las ruinas nos hacía perder la noción del tiempo.
Casi sin darnos cuenta llegaron las 11 de la mañana y tocaba subir a la montaña Machu Picchu a ver las
ruinas desde arriba. De las montañas que rodean la ciudadela, la montaña Machu
Picchu es la más alta y larga de escalar. Largo tiempo olvidada por el turista,
que prefiere normalmente la más accesible Huayna Picchu, es una de las joyas
escondidas de la visita.
Si bien la subida es a prueba de
valientes, con más de 2.000 escalones y casi 800 metros de desnivel, el
esfuerzo de escalarla tiene su recompensa. Algo más de una hora después de
pisar el primer escalón llegamos a la cima con la sensación de estar en otro
mundo. La vista de la ciudadela es simplemente espectacular. Se la ve allí
abajo, como un bebé envuelto entre montañas, acunado por los vientos y arropado
por las nubes que a veces nos dejan verla y a veces la tapan en un halo de
misterio.
El tiempo pasaba aún más rápido en
aquella cima y sin darnos apenas cuenta se nos hicieron las dos de la tarde. ¿Qué
hemos hecho en las últimas dos horas? No lo tengo muy claro, simplemente estar
ahí sentados, absortos, obnubilados, invadidos por una paz increíble y un
sentimiento de felicidad plena.
![]() |
Puerta del Sol |
Sin darnos cuenta llegaron las 3 de la tarde. Tiempo de disfrutar de Machu Picchu nosotros solos.
La mayoría de los turistas ya se habían marchado. Los que madrugaron mucho para llegar los primeros, porque
el cansancio les pudo. Los que llegaron en tours organizados, porque el timing
les ahogó y tuvieron que partir a la tienda de souvenirs...
El caso es que a esa hora apenas
si quedaba nadie en las ruinas. Pasear por el conjunto casi despoblado, admirar
nuevamente cada uno de los recodos, saborear las historias que nos contaron a
primera hora de la mañana. Mágicamente todo comienzaba a cobrar sentido. Casi
podíamos escuchar el susurro de las palabras en Quechua filtrándose por los
muros de las casas. Al girar cada esquina creíamos que ibamos a encontrar un inca
de la época de Pachacutec.
Qué magnífico fin de fiesta! Ya
eran las 5 menos 10 y el personal del santuario nos indicaba que es hora de
partir. De vuelta por los andenes hacia esas casas de almacenamiento que nos
dieron la bienvenida a las 6 de la mañana solo podía esbozar una sonrisa de
satisfacción. Giré la cabeza y me despedí con la mano de Machu Picchu: hasta la
próxima. Pasé por la entrada sin mirar atrás, no necesitaba un último vistazo, ya
tenía todo en mi mente y ahí lo guardaré para siempre.
Besos
Patri y Juan
Como lo habéis vivido, que bonito.
ResponderEliminarTenéis tanto que contar, que tendremos muchas horas de charla, por lo que a tu vuelta, guardanos mucho espacio para nosotros.
Se os ve felices y emocionados. Nos alegramos.
Besos, mama
INCREIBLE!!!!!
ResponderEliminarQUIERO IR A MACHU PICHU!!!!!!!!!
El rancio
Yo también rancio!!!;) impresionantes fotos, e impresionante relato, debo de estar sensible, se me cae la lagrimilla... venis ya??
ResponderEliminarun beso gordo!
Itxas.
A abu y a mi para nada nos ha aburrido la parte historica. El relato de lo que habeis vivido nos ha transportado alli,abu no se explica como pusieron construir con tanta piedra y tan alto ( yo tampoco).
ResponderEliminarLas fotos muy bonitas... y una pregunta: Como podeis tener esa sonrisa tan contagiosa despues de subir los ultimos...... escalones??????
Abu esta tan viciada,que me ha hecho dejar de hacer la cena para que se lo leyera... no podia esperar a hacerlo despues de cenar.
Dice que por mucho que comais,despues de tanto ejercicio,bien lo perdeis.
Un beso muy fuerte.
Abuela Dioni y mama Mila
Que chulas las fotos y la historia!! Habeis aprovechado bien el día :) Una pasada.
ResponderEliminarMusus
Sin comentarios, simplemente...algún día yo también iré...
ResponderEliminarPi
Cuando nos faltaba poquito para ir al Machu Picchu empecé a ponerme nerviosa. No por el hecho de ir. Por si acaso me había hecho demasiadas expectativas y me defraudaba... Pero no lo hizo. La magia del lugar, las montañas que lo rodean, las construcciones... Todo. Es una pasada. Difícil explicar con palabras y vosotros lo habéis hecho genial :) muak
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